Se trata de la capacidad que tienen los aprendices de decidir y ser responsables de su propio proceso de aprendizaje, y de tener acceso a las diversas fuentes de conocimiento definidas por la Entidad (esto es, el instructor-tutor, el trabajo colaborativo, las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) y el entorno, real o simulado). De esto se trata el aprendizaje activo.
En este sentido, el proceso de formación promueve el diseño de guías y actividades de aprendizaje por parte de los instructores que les facilitan a los aprendices el acceso a las diversas fuentes de conocimiento, con el tránsito por distintos ambientes de aprendizaje, sean estos talleres especializados, o ambientes con el acceso a las TIC (por ejemplo, bibliotecas, ambientes abiertos con conectividad, etc.), dependiendo de la actividad de aprendizaje que se haya definido por el equipo de instructores. Esto quiere decir que para desarrollar las actividades de aprendizaje, el aprendiz no va a estar siempre con el instructor presente, es probable que se encuentre con los compañeros de grupo en otro ambiente de formación, o también es probable que la actividad diseñada le lleve a realizar consultas e investigación detallada vía web, o a experimentar y aplicar conocimiento útil en otros ambientes de formación, o aplicar todas en una misma actividad.
Lo que los instructores del SENA deben tener claro es que las guías y actividades de aprendizaje que diseñan deben ser integrales, en el sentido de garantizar que los aprendices generen las competencias de autonomía, liderazgo, trabajo en equipo, y ante todo, que integren el acceso a diversas fuentes de conocimiento.
Existen apreciaciones erradas por parte de algunos instructores y pareciera que solo asumen como fuentes de conocimiento el instructor y las TIC, y presuponen que las actividades son excluyentes: o estás con el instructor, o estás accediendo las TIC sin él. Esta es una concepción errada. La Dirección de Formación Profesional no ha definido, ni definirá porcentajes de acceso a una u otra fuente de conocimiento en el proceso de formación, por una razón sencilla: esta mezcla dependerá de cada actividad de aprendizaje que se defina como significativa para el proceso de aprendizaje, por los equipos de instructores que participan en el programa.
En este sentido, el proceso de formación promueve el diseño de guías y actividades de aprendizaje por parte de los instructores que les facilitan a los aprendices el acceso a las diversas fuentes de conocimiento, con el tránsito por distintos ambientes de aprendizaje, sean estos talleres especializados, o ambientes con el acceso a las TIC (por ejemplo, bibliotecas, ambientes abiertos con conectividad, etc.), dependiendo de la actividad de aprendizaje que se haya definido por el equipo de instructores. Esto quiere decir que para desarrollar las actividades de aprendizaje, el aprendiz no va a estar siempre con el instructor presente, es probable que se encuentre con los compañeros de grupo en otro ambiente de formación, o también es probable que la actividad diseñada le lleve a realizar consultas e investigación detallada vía web, o a experimentar y aplicar conocimiento útil en otros ambientes de formación, o aplicar todas en una misma actividad.
Lo que los instructores del SENA deben tener claro es que las guías y actividades de aprendizaje que diseñan deben ser integrales, en el sentido de garantizar que los aprendices generen las competencias de autonomía, liderazgo, trabajo en equipo, y ante todo, que integren el acceso a diversas fuentes de conocimiento.
Existen apreciaciones erradas por parte de algunos instructores y pareciera que solo asumen como fuentes de conocimiento el instructor y las TIC, y presuponen que las actividades son excluyentes: o estás con el instructor, o estás accediendo las TIC sin él. Esta es una concepción errada. La Dirección de Formación Profesional no ha definido, ni definirá porcentajes de acceso a una u otra fuente de conocimiento en el proceso de formación, por una razón sencilla: esta mezcla dependerá de cada actividad de aprendizaje que se defina como significativa para el proceso de aprendizaje, por los equipos de instructores que participan en el programa.
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