El Muro del Pensamiento

Andrés Felipe Quenoran Gómez, aprendiz de Interpretación de Instrumentos Musicales

Resident Evil 3: Némesis es un videojuego de survival horror desarrollado y distribuido por Capcom. Es el tercer título de la saga y su historia ocurre en paralelo a los eventos de Resident Evil 2. Lanzado el 22 de septiembre de 1999, el juego se desarrolla en una ciudad postapocalíptica, Raccoon City, infestada por armas biológicas creadas a partir del virus-T, un agente patógeno desarrollado por la corporación farmacéutica Umbrella Corporation.

Imagen generada por IA de Pasto en una emergencia sanitaria por un virus.

La protagonista de esta historia es Jill Valentine, una exagente de S.T.A.R.S. que, en su intento por escapar de la ciudad, debe enfrentarse a múltiples criaturas mutadas. Su mayor amenaza es Némesis, un Tyrant modificado con inteligencia mejorada y una misión específica: exterminar a todos los miembros de S.T.A.R.S.

Si bien en los videojuegos los personajes suelen poseer habilidades sobrehumanas y siempre logran salir victoriosos, es importante preguntarse: ¿podría la sociedad actual y futura sufrir un brote vírico similar al de Resident Evil 3? Para responder esta pregunta, debemos salir del universo digital y analizar la realidad desde una perspectiva científica y social.

El bioterrorismo y el uso de la biotecnología como arma

Uno de los mayores riesgos en la sociedad moderna es la guerra y el bioterrorismo. A lo largo de la historia, los conflictos han surgido principalmente por razones económicas y políticas. Con el avance acelerado de la tecnología, muchas herramientas tradicionales de combate han quedado obsoletas, siendo reemplazadas por alternativas más sofisticadas, como los drones de ataque. Sin embargo, la biotecnología también ha avanzado hasta el punto de permitir la manipulación genética con fines militares.

En el universo de Resident Evil, Umbrella Corporation desarrolló las B.O.W. (Bio-Organic Weapons), armas biológicas capaces de provocar destrucción masiva. En la realidad, si bien no existen armas exactamente como las del juego, hay investigaciones en bioingeniería que podrían representar un riesgo en el futuro. Por ejemplo, la creación de virus sintéticos en laboratorios ha sido un tema controversial en la comunidad científica.

El caso de Raccoon City fue un "accidente" en el que ratas infectadas con el virus-T transmitieron la enfermedad a la población. En un futuro realista, un brote global podría originarse a través de vectores biológicos como los mosquitos, que han sido utilizados en investigaciones para la propagación controlada de enfermedades. Un virus diseñado para propagarse mediante estos insectos podría convertirse en un arma difícil de controlar, afectando tanto a humanos como a animales.

Otro aspecto importante es el peligro de las grandes corporaciones con influencia global. En Resident Evil, Umbrella Corporation es una empresa farmacéutica que oculta sus experimentos biológicos mientras mantiene una imagen pública de innovación y progreso. Si bien la historia del juego es ficticia, existen paralelismos con la realidad.

Virus creados por la empresa farmacéutica ficticia: Umbrella de la saga de videojuegos Resident Evil.

Un ejemplo reciente es la pandemia de COVID-19 en 2020, durante la cual varias compañías farmacéuticas vieron un aumento exponencial en sus ganancias debido a la venta de vacunas y tratamientos. Aunque estas empresas jugaron un papel crucial en la contención del virus, la crisis sanitaria demostró cómo una enfermedad puede convertirse en un negocio altamente lucrativo para unos pocos.
Si en el futuro una corporación desarrollara un virus con fines estratégicos —ya sea para generar demanda de un tratamiento o como arma de guerra encubierta—, el escenario de Resident Evil 3 podría dejar de ser ficción para convertirse en una posibilidad real.

Resident Evil 3 nos presenta un futuro distópico donde la ambición corporativa, la falta de regulación y el bioterrorismo desatan el caos. Aunque hoy en día no estamos en un escenario tan extremo, el avance de la biotecnología y el poder de las grandes empresas plantean riesgos tangibles. La clave para evitar una catástrofe similar radica en una regulación estricta, el desarrollo ético de la ciencia y la transparencia en la investigación biológica.

Si no tomamos medidas adecuadas, la humanidad podría enfrentarse a un futuro donde la ciencia, en lugar de salvar vidas, se convierta en su peor enemigo.

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